Siria: volver a casa cuando casi nada queda en pie
Siria: volver a casa cuando casi nada queda en pie
La respuesta humanitaria de AECID es fundamental para atender a la población que regresa a su hogar
De cada 10 personas, 9 viven bajo el umbral de la pobreza y 16,7 millones necesitan ayuda humanitaria

Un año después del fin del conflicto, miles de familias sirias están regresando a casa. Vuelven con esperanza, pero también con la dificultad de encontrar lugares irreconocibles. Casas destruidas, barrios vacíos, las calles donde dieron su primer beso que ya no existen. Pese a todo, el deseo ver un nuevo comienzo es más fuerte que el miedo. Como escribe su gran poeta nacional, Adonis (Ali Ahmad Said Esber): “Mis ojos son de yerba y son de incendio./Mis ojos son banderas y emigrantes.”
Gracias al convenio de emergencias de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) junto a ONGD como Save the Children o Bahar, la respuesta humanitaria está permitiendo intervenciones que ayuden a las personas en esta vuelta a casa.
MIRADA HACIA EL FUTURO TRAS LA RECONSTRUCCIÓN
Nour, de 42 años, volvió hace dos meses tras pasar 14 años en el Líbano. Volvió con su marido y sus dos hijos, Hassan (8) y Zahra (6), a la vivienda familiar en una zona rural de Damasco muy castigada por los bombardeos.
“Me quedé muy impactada al ver la destrucción. Es como empezar de nuevo”, cuenta en un centro infantil apoyado por Save the Children. “Pero estamos de nuevo con nuestra familia. Solo espero que las cosas mejoren. Necesitamos ayuda para reconstruir Siria. Quiero que mis hijos tengan educación y un futuro mejor”.
Como ella, más de 1,2 millones de refugiados sirios y 1,9 millones de desplazados internos han regresado a sus lugares de origen. Pero a menudo encuentran escombros donde estaban sus casas, el 38% de los hospitales inutilizados y una cuarta parte de las escuelas dañadas o directamente destruidas.
Gracias al convenio de emergencias mencionado, es posible pasar de la alerta a la acción en muy poco tiempo, apoyándose en el conocimiento del terreno de Save the Children y en una red de socios locales que trabajan directamente con las comunidades afectadas.
A través de este acuerdo, se refuerzan áreas clave como la protección infantil, el apoyo psicosocial, el acceso a agua y saneamiento y la creación de espacios seguros para niñas y niños, priorizando siempre a las personas desplazadas y a las familias más vulnerables. Más allá de la atención inmediata, el enfoque busca también devolver estabilidad, dignidad y un mínimo de normalidad a la vida cotidiana de quienes han visto interrumpido su futuro por la violencia y el desplazamiento.
LA COOPERACIÓN ESPAÑOLA, JUNTO A LAS FAMILIAS SIRIAS
Gracias al Convenio de Emergencias de la AECID, en colaboración con la ONDG local Bahar, se ha puesto en marcha una respuesta urgente en As-Sweida y Dar’a para 6.000 personas afectadas por la reciente escalada de violencia.
La intervención prioriza áreas como la protección infantil y apoyo psicosocial, el acceso a agua y saneamiento, los espacios amigables para la infancia, la gestión de casos de protección, la reparación urgente de instalaciones WASH o la distribución de kits de higiene y SMAPS (salud mental y apoyo psicosocial).
El 80% de la población atendida es desplazada interna; el 20%, comunidades de acogida. Niñas, niños, mujeres, hombres y personas con discapacidad reciben apoyo para reducir riesgos como la violencia, la separación familiar o el reclutamiento infantil.
UN PAÍS QUE INTENTA PONERSE EN PIE
La economía apenas respira: 9 de cada 10 personas viven bajo el umbral de la pobreza, y 16,7 millones —entre ellos 7,5 millones de niños y niñas— necesitan ayuda humanitaria. La vida cotidiana sigue marcada por el poco empleo, la inseguridad y las heridas psicológicas del conflicto.
Zainab, madre de una niña de 8 años, lo resume así: “Mi hija se esconde cada vez que oye un avión. Está constantemente enferma del miedo. Necesitamos mucho más apoyo para poder volver”. Y es que, en ese acto de volver, en esa palabra tan sencilla, también está el de reconstruirse.
En Alepo, Lina, de 23 años, regresó tras ocho años en Turquía. Embarazada de seis meses, no sabe aún dónde dará a luz por falta de atención sanitaria accesible. Solo hay luz durante seis horas diarias. Ha regresado con su marido y sus tres hijos y dice: A mis hijos les ha costado adaptarse, pero al menos pueden volver al colegio. “No me arrepiento de haber regresado, este es mi hogar, pero quizá sea demasiado pronto para que muchos regresen. No hay suficiente ayuda para los que ya estamos aquí”.
Solo hay luz durante seis horas diarias, pero, aun así, algunos signos de esperanza emergen entre los restos de la guerra.
La escuela Al Dabbass, cerrada desde 2012, está siendo rehabilitada por Save the Children y Action for Humanity con apoyo de la AECID. Reabrirá pronto y acogerá a unas 1.000 alumnas. En un país donde 2,4 millones de niños y niñas siguen sin ir a la escuela estas pequeñas victorias pueden marcar la diferencia.
En un hospital cerca de Idlib, la doctora Hind observa otra mejora: los abortos espontáneos vinculados al trauma han disminuido a la mitad. Ella misma perdió a dos hijos durante la guerra. Hoy, con dos niños pequeños, reconoce que por fin vuelve a hablar de futuro.
Siria: volver a casa cuando casi nada queda en pie
La respuesta humanitaria de AECID es fundamental para atender a la población que regresa a su hogar
De cada 10 personas, 9 viven bajo el umbral de la pobreza y 16,7 millones necesitan ayuda humanitaria

Un año después del fin del conflicto, miles de familias sirias están regresando a casa. Vuelven con esperanza, pero también con la dificultad de encontrar lugares irreconocibles. Casas destruidas, barrios vacíos, las calles donde dieron su primer beso que ya no existen. Pese a todo, el deseo ver un nuevo comienzo es más fuerte que el miedo. Como escribe su gran poeta nacional, Adonis (Ali Ahmad Said Esber): “Mis ojos son de yerba y son de incendio./Mis ojos son banderas y emigrantes.”
Gracias al convenio de emergencias de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) junto a ONGD como Save the Children o Bahar, la respuesta humanitaria está permitiendo intervenciones que ayuden a las personas en esta vuelta a casa.
MIRADA HACIA EL FUTURO TRAS LA RECONSTRUCCIÓN
Nour, de 42 años, volvió hace dos meses tras pasar 14 años en el Líbano. Volvió con su marido y sus dos hijos, Hassan (8) y Zahra (6), a la vivienda familiar en una zona rural de Damasco muy castigada por los bombardeos.
“Me quedé muy impactada al ver la destrucción. Es como empezar de nuevo”, cuenta en un centro infantil apoyado por Save the Children. “Pero estamos de nuevo con nuestra familia. Solo espero que las cosas mejoren. Necesitamos ayuda para reconstruir Siria. Quiero que mis hijos tengan educación y un futuro mejor”.
Como ella, más de 1,2 millones de refugiados sirios y 1,9 millones de desplazados internos han regresado a sus lugares de origen. Pero a menudo encuentran escombros donde estaban sus casas, el 38% de los hospitales inutilizados y una cuarta parte de las escuelas dañadas o directamente destruidas.
Gracias al convenio de emergencias mencionado, es posible pasar de la alerta a la acción en muy poco tiempo, apoyándose en el conocimiento del terreno de Save the Children y en una red de socios locales que trabajan directamente con las comunidades afectadas.
A través de este acuerdo, se refuerzan áreas clave como la protección infantil, el apoyo psicosocial, el acceso a agua y saneamiento y la creación de espacios seguros para niñas y niños, priorizando siempre a las personas desplazadas y a las familias más vulnerables. Más allá de la atención inmediata, el enfoque busca también devolver estabilidad, dignidad y un mínimo de normalidad a la vida cotidiana de quienes han visto interrumpido su futuro por la violencia y el desplazamiento.
LA COOPERACIÓN ESPAÑOLA, JUNTO A LAS FAMILIAS SIRIAS
Gracias al Convenio de Emergencias de la AECID, en colaboración con la ONDG local Bahar, se ha puesto en marcha una respuesta urgente en As-Sweida y Dar’a para 6.000 personas afectadas por la reciente escalada de violencia.
La intervención prioriza áreas como la protección infantil y apoyo psicosocial, el acceso a agua y saneamiento, los espacios amigables para la infancia, la gestión de casos de protección, la reparación urgente de instalaciones WASH o la distribución de kits de higiene y SMAPS (salud mental y apoyo psicosocial).
El 80% de la población atendida es desplazada interna; el 20%, comunidades de acogida. Niñas, niños, mujeres, hombres y personas con discapacidad reciben apoyo para reducir riesgos como la violencia, la separación familiar o el reclutamiento infantil.
UN PAÍS QUE INTENTA PONERSE EN PIE
La economía apenas respira: 9 de cada 10 personas viven bajo el umbral de la pobreza, y 16,7 millones —entre ellos 7,5 millones de niños y niñas— necesitan ayuda humanitaria. La vida cotidiana sigue marcada por el poco empleo, la inseguridad y las heridas psicológicas del conflicto.
Zainab, madre de una niña de 8 años, lo resume así: “Mi hija se esconde cada vez que oye un avión. Está constantemente enferma del miedo. Necesitamos mucho más apoyo para poder volver”. Y es que, en ese acto de volver, en esa palabra tan sencilla, también está el de reconstruirse.
En Alepo, Lina, de 23 años, regresó tras ocho años en Turquía. Embarazada de seis meses, no sabe aún dónde dará a luz por falta de atención sanitaria accesible. Solo hay luz durante seis horas diarias. Ha regresado con su marido y sus tres hijos y dice: A mis hijos les ha costado adaptarse, pero al menos pueden volver al colegio. “No me arrepiento de haber regresado, este es mi hogar, pero quizá sea demasiado pronto para que muchos regresen. No hay suficiente ayuda para los que ya estamos aquí”.
Solo hay luz durante seis horas diarias, pero, aun así, algunos signos de esperanza emergen entre los restos de la guerra.
La escuela Al Dabbass, cerrada desde 2012, está siendo rehabilitada por Save the Children y Action for Humanity con apoyo de la AECID. Reabrirá pronto y acogerá a unas 1.000 alumnas. En un país donde 2,4 millones de niños y niñas siguen sin ir a la escuela estas pequeñas victorias pueden marcar la diferencia.
En un hospital cerca de Idlib, la doctora Hind observa otra mejora: los abortos espontáneos vinculados al trauma han disminuido a la mitad. Ella misma perdió a dos hijos durante la guerra. Hoy, con dos niños pequeños, reconoce que por fin vuelve a hablar de futuro.


